Reto cumplido.

 Llevo días pensando en que escribir. De pronto, una compañera publico un texto de nosotros en su blog. Nosotros, los escrivisionistas. 12 personas que los unió el simple deseo de escribir. Desde niño escribo. Recuerdo que las palabras en el recuerdo del mes de fallecimiento de mi abuela, fueron de mi autoría. Mi mamá las leyó y lagrimas aparecieron en su rostro, tal vez por las constantes faltas de gramática y ortografía o por la sencilla razón de que mi letra es casi como un jeroglífico y el tener que descubrirlo causo esa emoción. Cada vez que inicio algo hablo de mi abuela, tal vez por inercia. Debe ser el impulso de querer contar e inventar algo más que los cortos 10 años que viví con ella. Mi abuela, fue humana aunque a veces me cueste reconocerlo. Tuvo errores conmigo y con mis tías, como todos. Somos humanos. Somos las lisuras que decimos en la mañana y el abrazo que damos al llegar a un lugar donde somos queridos. De pequeño todos vivíamos en la misma casa, cuando me refiero a todos hablo directamente de mi familia materna. Nosotros habitábamos el tercer piso y abajo repartido en 5 cuartos mi tía y sus familias se convertían en la bulla constante. Tal vez lo que más extraño de vivir en conjunto es la ausencia de silencio. Puede que en el fondo relacione el bullicio con unidad, con estar presente. Y ya muchos partieron, cruzaron fronteras y otros solo están a unos metros pero la vida separa más siempre habrá tiempo para sentarnos y tomarnos un café. 

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